«En el boxeo, lo que importa es tener corazón»: Diana Paloma Pérez Mejía

** El destino al pugilismo, deporte en el que encontró una nueva oportunidad para sobresalir. Su experiencia en otras disciplinas le brindó herramientas valiosas para adaptarse rápidamente al exigente mundo del pugilismo. La velocidad adquirida en el fútbol, la resistencia de Lima Lama y la disciplina militar se fusionaron para convertirla en una atleta de alto rendimiento.

Por Andrés Dávila

Diana Paloma Pérez Mejía es un claro ejemplo de disciplina, sacrificio y superación. Desde el Lima Lama hasta el boxeo, su trayectoria deportiva ha estado marcada por la entrega absoluta y el deseo de ser la mejor. Hoy, como seleccionada nacional en la categoría de 57 kg, comparte con nosotros su historia de lucha y determinación.

—Diana, tu historia en los deportes de contacto comenzó con el Lima Lama. ¿Qué fue lo que te atrajo de esta disciplina?

—Desde los 11 años, mi hermano y yo comenzamos a practicar Lima Lama por recomendación de mi mamá. Lo que empezó como una actividad para él, pronto se convirtió en mi pasión. En mi primera competencia no obtuve medalla, pero eso me motivó a entrenar más fuerte para que el esfuerzo de mis padres valiera la pena. A los 12 años gané mi primer torneo, y a partir de ahí no me detuve.

—Acumulaste un impresionante palmarés en el Lima Lama. ¡Más de 50 campeonatos! ¿Cómo fue esa experiencia?

—Fueron nueve años de entrega total. Alcancé el grado de cinturón negro y obtuve campeonatos en modalidades como pelea continua, pelea por puntos y formas. También me destaqué en el Full Contact, donde gané tres cinturones nacionales. Gracias a mi desempeño, la CONADE me otorgó una beca de dos años tras coronarme campeona nacional en los Juegos Populares.

—Además del Lima Lama, también incursionaste en el fútbol y la enfermería. ¿Cómo compaginabas estas actividades?

—Siempre he sido muy disciplinada. El fútbol me enseñó el valor del trabajo en equipo y la estrategia, mientras que la enfermería me permitió desarrollar mi lado humano. Sin embargo, mi vocación por el deporte era más fuerte y, al final, el boxeo se convirtió en mi camino.

—Tu vida dio un giro al ingresar a la SEDENA. ¿Cómo fue esa transición?

—Decidí entrar a la milicia porque quería mantener mi disciplina, seguir con mi preparación física y continuar estudiando. Ingresé a la Policía Militar, donde alcancé el grado de cabo y posteriormente me convertí en agente de la Guardia Nacional. Ahí fortalecí mi carácter y desarrollé habilidades que me han servido en el deporte y en la vida.

—Fue en la SEDENA donde descubriste el boxeo. ¿Cómo fue ese primer contacto con el pugilismo?

—Surgió una convocatoria para integrar la selección de boxeo amateur del Ejército y la Fuerza Aérea. A pesar de no tener experiencia en el boxeo, mi formación en Lima Lama me ayudó a adaptarme rápidamente. Mi primer reto fue un torneo contra la Policía Federal, y desde entonces me enamoré del boxeo.

—Has logrado grandes avances en poco tiempo, incluyendo medallas en Campeonatos Nacionales y tu reciente ingreso a la selección nacional. ¿Cuál ha sido la clave de tu éxito?

—La disciplina, el sacrificio y la fuerza mental. El boxeo es un deporte que exige mucho, tanto física como mentalmente. He tenido que renunciar a momentos con mi familia y cuidar mi alimentación para mantenerme en mi categoría. Pero todo vale la pena cuando subo al ring. Es nuestro momento, el instante en que todo el esfuerzo se pone a prueba.

—¿Cuál ha sido el mayor reto que has enfrentado en el boxeo?

—La competencia es feroz. En los Campeonatos Nacionales de 2023 y 2024 obtuve bronce, pero mi objetivo era mayor: entrar a la selección nacional. En enero de 2024 logé el primer lugar en mi categoría y finalmente alcancé mi sueño. No ha sido fácil, pero siempre he creído que los límites solo existen para ser superados.

—Para muchos, eres una inspiración. ¿Qué mensaje le darías a quienes buscan cumplir sus sueños? —Luchamos por nuestros sueños, pero soñamos en grande. En el boxeo, como en la vida, lo que importa no es si eres bueno o malo, sino si tienes corazón. Con disciplina y pasión, cualquier meta es alcanzable.

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