
- Su historia es una inspiración para todos los que creen en el poder transformador del deporte. Desde Cancún, siguen construyendo un legado que trasciende generaciones, demostrando que los campeones no solo se hacen en el ring, sino también en el corazón.
Por Andrés Dávila

En la Región 96 de Cancún, donde la lucha diaria se entrelaza con los sueños de gloria, surge la historia de la familia Castro Olivares, una dinastía forjada en sudor, sacrificio y perseverancia. Su hogar, transformado en el gimnasio «World Champions Cancún», es el epicentro de un legado que inspira y transforma vidas.

EL INICIO DE UNA BATALLA FUERA DEL RING

Para Celestino Castro y Patricia Olivares, el camino estuvo lejos de ser sencillo. “Era una época muy difícil porque económicamente no teníamos casi nada”, recuerda Celestino, entrenador, promotor y réferi internacional de boxeo. Con el esfuerzo incansable de Patricia, quien trabajaba en el Instituto del Deporte, y el apoyo de sus hijos Ángeles, Rubí y Celex, la familia superó obstáculos que parecían insuperables.
Convirtieron su casa en un santuario para el boxeo, donde Celestino instaló un costal viejo y, poco a poco, el espacio se llenó de jóvenes buscando un propósito. Así nació el programa “Al rescate de los jóvenes de las calles”, un faro de esperanza en una comunidad necesitada.
CELEX: DEL LLANTO A LA GLORIA
El hijo menor, Celex, tuvo un inicio difícil en el boxeo. “La primera vez que lo llevé al gimnasio lloró”, confiesa Celestino. Pero ese miedo inicial se transformó en pasión, y hoy Celex es un boxeador profesional invicto con 19 victorias, 14 de ellas por nocaut. Su padre lo alentó con una frase que quedó grabada: “Ahora abres eventos, pero algún día los cerrarás”. Ese día ha llegado, y Celex está a un paso de disputar el título “Silver Latino”, un sueño convertido en meta.

ÁNGELES Y RUBÍ: LAS PIONERAS DEL BOXEO FEMENIL
Inspirada por su hermano, Ángeles decidió entrenar y pronto se convirtió en entrenadora. A sus 17 años, ya había llevado a un seleccionado nacional, consolidándose como una de las entrenadoras más jóvenes de Quintana Roo. Su labor con niños y jóvenes ha dejado huella, guiando a futuras promesas del boxeo.
Rubí, por su parte, brilló en múltiples deportes antes de encontrar su lugar en el ring. Su destreza en básquetbol, atletismo y fútbol demostró su versatilidad, pero fue el boxeo el que le otorgó reconocimiento. En 2008, protagonizó la nota “Rubí Castro cambió el balón por los guantes” tras su participación en los Guantes Dorados. Ahora se prepara para regresar al ring con la misma determinación que siempre la ha caracterizado.

EL GIMNASIO: UN SUEÑO CONSTRUIDO CON ESFUERZO
El «World Champions Cancún» no es solo un gimnasio; es el reflejo de una vida dedicada al deporte. Desde sus humildes comienzos en la Casa de la Cultura hasta convertirse en un referente aprobado por el Consejo Mundial de Boxeo, el espacio ha sido testigo de innumerables historias de superación. “No vendemos lujos, vendemos conocimientos”, afirma Celestino, cuya misión es formar campeones tanto dentro como fuera del ring.

UN LEGADO QUE TRASCIENDE
Con más de 15 años de trayectoria, la familia Castro Olivares ha dejado una marca imborrable en el boxeo profesional y amateur en México. Entre sus pupilos destacan campeones nacionales y figuras internacionales como “La Amenaza” Martínez y José Aguilar, “El Guerrero de la 94”. Sin embargo, su mayor logro es haber demostrado que el deporte puede ser una herramienta de transformación social.

SUEÑOS CUMPLIDOS Y NUEVOS HORIZONTES
“Mi primera meta era aparecer en un pequeño espacio en el periódico. Ahora hemos sido portada”, dice Celestino con orgullo. Su visión sigue firme: llevar a su familia y a sus pupilos al más alto nivel. Y aunque las críticas no faltan, el sueño de ver su nombre en las marquesinas de Las Vegas lo motiva a seguir adelante.
La familia Castro Olivares es un ejemplo viviente de cómo el esfuerzo y la unidad pueden superar cualquier adversidad. Su historia es una inspiración para todos los que creen en el poder transformador del deporte. Desde Cancún, siguen construyendo un legado que trasciende generaciones, demostrando que los campeones no solo se hacen en el ring, sino también en el corazón.
