El seleccionado local hizo el reconocimiento de campo ante la mirada de cientos de trabajadores del estadio; afuera, en la calle, ya se vivía un clima mundialista
SAN PABLO (De un enviado especial).- Parecían padre e hijo en el living de su casa. Reían, se hablaban al oído, intercambiaban miradas que, para ellos, lo decían todo. Pero la soledad era un recurso de los terceros para graficar tan profunda relación. Sí, la de dos personas, la de dos generaciones, pero con un único sueño: el Mundial Brasil 2014 Ellos son Luiz Felipe Scolari y Neymar Jr., que brindaron la última conferencia de presenta de la selección brasileña en una repleta sala de conferencia del estadio Arena Corinthians, un día antes del debut ante Croacia.
Ante más de 500 periodistas, los máximos referentes del equipos se mostraron distendidos, lejos de la preocupación o la ansiedad que genera jugar un Mundial como local. Mientras el entrenador envió un mensaje de unidad al pueblo brasileño, que se divide por la adhesión, o no, al certamen; el crack de Barcelona habló de «Messi y Cristiano» como sus ejemplos a seguir y resaltó la importancia de resultado grupal por sobre el individual.
«Estoy preparado para hacer una buena Copa y ayudar a mis compañeros de todas las formas posibles y rendir al ciento por ciento», dijo Neymar, que inmediatamente aclaró: «Prefiero ser campeón del mundo antes que el mejor jugador de la Copa». Pero con una humildad característica a la hora de declarar, y al ser consultado por los cracks de la historia brasileña, nombró a Romario y Ronaldo, mientras que también confesó: «Soy fan de Messi y de Cristiano Ronaldo».
Felipâo, en cambio, comenzó el discurso agradeciendo a la presidenta Dilma Rousseff y al ex presidente Lula da Silva. «Llegó la hora y estamos todos juntos, este es nuestro Mundial», dijo, con un tono de seguridad, el entrenador brasileño, que mañana dirigirá su tercera Copa del Mundo, segunda como DT de la verdeamarela.
Luego de las palabras, todos los jugadores del la selección de Brasil salieron al estadio a reconocer el campo de juego. Estaban vestidos de verde, con resaltados números amarillos que permitían a los 500 hinchas presentes en el estadio -la mayoría trabajadores del lugar- admirar a sus ídolos. Neymar cosechó mayor cantidad de elogios. La práctica fue liviana, para evitar cualquier inconvenientes antes del gran partido.
En la puerta del estadio, la alegría también era brasileña. Miles de hinchas coparon la calle de acceso al Arena Corinthians y bailaron al ritmo de la música local. La verdeamarela era la reinante de las camisetas, pero también se destacaban la mexicana, colombiana y, claro está, la argentina.
El Mundial está a pocas horas y la adrenalina comienza a expresarse en el cuerpo de los protagonistas. En cambio, Brasil se muestra tranquilo, paciente, con la sensación de que no sufrirán otro Maracanazo..