El Pulso
Por José Pinto Casarrubias
Estuvieron a punto de quedar fuera de la liguilla, “los panzas verdes” entraron así, de “panzazo” a la fiesta grande del fútbol mexicano, ya en la liguilla, a base de agallas y buen fútbol, llegaron hasta la final, pues en su casa, en el duelo de ida fueron vencidos por un Pachuca, que logró su calificación en la última jornada del torneo y todo indicaba que Los Tuzos lograrían su sexta estrella, pero con esa gran personalidad y fiel a su estilo, León se supo imponer en la “bella airosa”, se sobrepuso a los imponderables de los primeros minutos del juego de vuelta, pues el estratega Roberto Matosas tuvo que hacer cambios prematuros por las lesiones de Johnny Magallón y Franco Arizala. La fiera, supo neutralizar a Pachuca y terminaron doblegándolo en su propio estadio.
León nunca bajó los brazos y a sabiendas de que solo necesitaba un gol y no recibir para mandar a la prórroga, a base de paciencia y buen fútbol, lograron su primer objetivo que era el alargue y cuando todo mundo pensaba que la tanda de penales era casi un hecho, la fiera volvió a marcar y logró erigirse como campeón.
El pecado de Pachuca, no matar al León cuando se pudo, pues es un equipo que nunca se da por vencido, siempre va hacia delante y sin dudas es un digno y justo campeón, la escuadra que sin dudas, juega mejor al fútbol desde el año pasado.
El encuentro inició con una amplio dominio de la escuadra escarlata, -aunque en esta ocasión salió con su tercer uniforme (color fiusha)- y tuvieron que pasar 22 minutos para que Los tuzos, tuvieran su primera llegada de peligro contra el marco del novel guardameta William Yarbrough y el encuentro perdió intensidad, de hecho la primera parte dejó mucho que desear, considerando lo que ambos equipos habían entregado en el cotejo de ida, que estuvo plagado de emociones y buen fútbol.
En los primeros 45 minutos del juego de vuelta de la gran final, León tuvo el balón y Pachuca intentó aprovechar los contragolpes, pero el juego se tornó muy cerrado.
Fue hasta el minuto 60, cuando finalmente se abrió el partido, con grandes atajadas de ambos porteros y justo cuando “Chapo” Montes, el constructor del juego se propuso tomar las riendas del partido, la fiera tomó su segundo aire, se lanzó con todo al frente y a pesar de las enormes intervenciones de Oscar “El Conejo” Pérez, el delantero Mauro Boselli empató el marcador global a 30 del final.
En los próximos minutos el duelo bajó nuevamente de intensidad, como si ambos equipos se sintieran cómodos con llegar a los tiempos extra, sin imaginar lo que sucedería.
Boselli salió lesionado en el minuto 4 del segundo tiempo extra y dos minutos después, a nueve del final, en un tiro de esquina excelentemente cobrado por Luis Montes y con un gran remate de Ignacio González, se sentenció la final, marcando un gol de campeonato, (3-4, marcador global) que a la postre daría el séptimo título en su historia y el segundo de manera consecutiva para este legendario equipo de León, que permaneció 10 años en la división de ascenso y a solo dos de su retorno la máximo circuito, ya es considerado el mejor equipo del fútbol mexicano y no es para menos.
Cerca de las 2 de la mañana llegó la fiera a León, Guanajuato donde siguieron los festejos con toda su afición…¡Felicidades al bicampeón!