A LA ESPERA DE LA ‘PULGA TOTAL’

Con el Mundial de Brasil a punto de finalizar, la actuación de Lionel Messi es impecable: hizo en cada momento lo que su equipo necesitaba. Pero Messi tiene el problema de ser Messi, se espera de él el partido brillante, una actuación maradoniana que lo haga indiscutible en el Mundial.

 

«Gracias a Dios que Messi existe. Imagínate si no existiera. ¡Habría que hablar aún de Maradona! Sería absurdo», clamó Johan Cruyff.

Messi existe, pero es tan comparable como diferente a Diego Maradona. En un campeonato que para los argentinos tiene paralelismos con el camino hacia el título de México 86, el partido de épica y golazos maradonianos es casi una necesidad albiceleste.

Quizás no llegue nunca, quizás Messi no necesite ofrecerlo. El «10» de la selección es un jugador «sabio» que se está adaptando a su momento y dándole en cada situación al equipo lo que éste necesita.

«Que reciba la pelota un jugador como Messi y que no la pierda nunca es como agua en el desierto», describió Alejandro Sabella, su seleccionador.

Argentina no es un desierto, pero depende de Messi como ninguna otra selección. Criticado y despreciado durante muchos años, ahora muy pocos se atreverían a negar su compromiso.

Si la exhibición de Messi se produce, la semifinal ante Holanda en Sao Paulo no es precisamente un mal escenario.

SIN LAS GRANDES ESTRELLAS, MESSI EN EL PUNTO DE MIRA

Ausentes ya Cristiano Ronaldo, Neymar, Luis Suárez y tantas otras estrellas, Messi es -con permiso de un Arjen Robben en estado de gracia- «el» hombre al que todos miran. Lo hace su seleccionador, por ejemplo.

Aquella acusación de jugador frío que le hacían muchos hinchas argentinos a Messi fue perdiendo sustento con el paso de los años, y ante Bélgica fue además rebatida por la estadística: Argentina cometió sólo 11 faltas en todo el partido, y Messi, con cuatro, fue el que más hizo.

En eso está el aguerrido y enérgico Messi de Brasil, que nos viene mostrando en el Mundial esos imparables arranques explosivos que lo hicieron famoso y único. Su abuelo materno dijo días atrás que el delantero «ahora no corre».

«No me convence», añadió, al tiempo que recordó que en la Liga española es «más eléctrico» y capaz de eludir «a los 22 jugadores».

Ese Messi que recuerda Antonio Cuccitini no es en general el que se vio en los últimos meses en España. Hubo un Messi distinto tras la última lesión, a fines de 2013. Pero el de Brasil, diga lo que diga el abuelo, «convence»: cuatro goles, una primera fase en la que sostuvo a su selección casi en soledad y dos intervenciones clave en octavos y en cuartos para llegar a la victoria y a semifinales.

Quizás Holanda le exija a Argentina contar con el «Messi total», el Messi fulgurante. O quizás el mejor jugador del mundo sepa ya que hay otras vías y que no tiene por qué ser como Maradona para ganar un Mundial.

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