Enorme victoria de Tony Gallopin en la undécima etapa del Tour dos días después de devolver el maillot amarillo a Vincenzo Nibali. El francés de Lotto atacó hasta tres veces en los kilómetros finales de una etapa disputada sobre un terreno difícil, de carreteras estrechas, asfalto complicado y curveo contínuo.
GALLOPIN ECHÓ MANO DEL PUNDONOR
Gallopin echó mano del pundonor, atacó en bajada y el último intento se vio delante de carrera junto a compañeros tan incómodos como Peter Sagan, Michal Kwiatkowski y Michael Rogers.
Gallopin se trabajó su suerte pero, además, tuvo la fortuna de que en el cuarteto también viajaba Sagan. Y cuando el eslovaco está en un corte el resto de escapados pierden la fe porque saben que serán batidos al sprint.
TALANSKY, ROZANDO EL FUERA DE CONTROL
Y es lo que ocurrió camino de Oyonnaz mientras por detrás se desarrollaba un drama con Andrew Talansky de protagonista. El ganador del Dauphiné pinchó, nadie de su equipo le esperó y el estadounidense, mermado por dos caídas en las jornadas anteriores se vio incapaz de enlazar no ya con el grupo principal sino con los ‘grupettos’ que iban a cola de carrera.
Paradójicamente el Garmin, su equipo, tiraba por delante para neutralizar la escapada inicial primero –qué rápido se forman en este Tour, aunque en esta etapa ha sido una excepción– y los cortes posteriores después.
Talansky llegó a más de media hora del vencedor, rozando el fuera de control.