“ES UNA NIÑA, SE LA VAN A CARGAR”

Golfistas, entrenadoras y padres alertan del peligro personal del caso de Lucy Li, que ha jugado el US Open con solo 11 años

 

“Y ahora me voy a por un helado”. Así cerró Lucy Li su participación en el US Open, uno de los grandes del circuito femenino de golf, después de no pasar el corte con dos jornadas de 78 golpes. Un helado no para volver a la niñez, sino para una niña de verdad, pues Lucy Li ha competido como amateur entre las profesionales con solo 11 años, una edad que lleva al límite los récords de precocidad en el deporte. La estadounidense, de padres chinos, se clasificó tras pasar por las rondas regionales. El jueves apareció con un vestido rojo, azul y blanco, los colores de la bandera americana, y el viernes de negro y blanco y la cara con una capa de crema contra el sol. “He aprendido mucho y me lo he pasado muy bien. La clave en los majors está en la paciencia y creo que lo he conseguido. Ahora a comer helado y a preparar el Us Amateur. ¡Mis amigos me dicen que soy famosa!”, se despidió con una sonrisa, firmando autógrafos con caligrafía infantil.

Los patrocinadores y representantes han echado el ojo a Lucy Li, las cámaras la buscaban, las jugadoras hablaban de ella. Pero sus compañeras, así como entrenadoras y padres, alertan del riesgo personal de hacer debutar en la élite a una niña de 11 años. “Eso es una edad escolar. No es para estar madura y competir. En España es una alevín de primer año”, explica Mar Ruiz de la Torre, presidenta del comité amateur femenino de la federación española. “A Michelle Wie la comparaban con los profesionales con 14 años y a los 18 competía con hombres. Se cargaron su carrera y le ha costado mucho salir del bache. Ha pasado años muy duros [ahora lideraba el US Open]. El caso de Lucy Li me espanta. La decisión de estar ahí no es de ella, es de adultos que la han empujado. Con 11 años te puedes cargar a una persona. Si le va bien, le van a exigir estar arriba, y como no lo consiga, se la cargan y entra en una depresión. Es la formación asiática, les exigen mucho. Ahora es una fiesta, pero le están creando una película. Eso no es real. Es como si jugaran a la play con ella”.

 

HAY QUE JUGAR NO COMPETIR

 

Lucy Li nació en octubre de 2002 en Stanford, California. Sus padres, Warren Li y Amy Zeng, habían llegado a Estados Unidos cuatro años antes, tras crecer en China y vivir en Australia. Lucy empezó a jugar al golf a los siete años. Mientras esperaba a su hermano en un campo cogió un palo y le gustó. Hoy se entrena tres veces por semana, le gusta el tenis de mesa, el buceo y bailar, y los libros de Sherlock Holmes. “Solo quiero divertirme”, dice.

“Me da pena por ella, hay mucho de márketing”, comenta Macarena Campomanes, doble campeona mundial amateur, en 1986 y 1992, con 22 y 28 años; “la experiencia no suele salir bien. Ahora volverá al colegio, pero ya nada es igual, ya quieren de ella algo más, que compita. Ha dejado de ser niña. Batirá récords, y querrán más. Es un espectáculo”. “No está preparada para superar los malos momentos. Le pueden destrozar como persona. Los padres debemos primero formar personas y luego jugadoras”, admite Jesús Ciganda, padre de Carlota, una de las seis españolas en el US Open. Carlota fue con 14 años la ganadora más joven del Europeo amateur, pero acabó el bachiller en España, se fue a la universidad a Arizona y no se hizo profesional hasta los 22. Ahora tiene 24 y ha jugado con Li.

A la edad que Lucy disputa un grande, Beatriz Recari cogió por primera vez un palo de golf. En este US Open compartieron ronda de entrenamientos. “Me sorprendió que la vi muy calmada con todos pendientes de ella”, cuenta Recari. Su padre, José Luis, argumenta: “Un crío debe divertirse. En el deporte hay padres que piensan que su hijo es su salvación”. “Yo no le haría eso a mi hija”, añade Marta Figueras Dotti, exjugadora y ahora entrenadora de los equipos nacionales. “¿Para qué? ¿Para darle imagen? Con 15 años, vale. Con 11, eres una cría que no sabe nada. ¿Qué prisa hay en un deporte en el que puedes jugar hasta los 40? Puede ser otra Michelle Wie”.

Miguel Ángel Jiménez, en la élite a los 50, habla desde su óptica de jugador, padre de dos chicos de 19 y 15 años que quieren ser golfistas, y miembro del comité de jugadores del circuito europeo. “A los 11 hay que jugar, no competir. El problema son los padres, que quieren que sean estrellas. Que les dejen ser niños”. En el comité europeo han debatido recientemente sobre la edad mínima del salto a profesionales. Jiménez defiende que sea la edad en que se puede votar en cada país. La normativa en el golf no regula de manera clara este aspecto. Así se dan casos como el de Lucy Li, una niña grande. (agencias)

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