LOS PIRINEOS ACLARAN LA LUCHA POR EL PODIO

El campeón del mundo contrarreloj gana la primera etapa de los Pirineos; los pájaros cazan a las escopetas. Oleg Tinkov saluda con alborozo a Nibali en la meta después de decir varias veces que Contador hubiera ganado con una pierna. «Es un apasionado del ciclismo, y un gran patrocinador», apunta el líder. Pelillos a la mar.

 

Pinot desciende como si nunca hubiera tenido fobia a la velocidad. Cuestiones accesorias que no esconden una gran etapa. Rogers dobla el lomo en una versallesca reverencia en la meta y reabre el debate sobre lo que pudo ser y no fue con un equipo poderoso como el de Contador, y el Astana desperdigado por las cunetas

En una jornada con mucha miga y cuestiones de fondo, ni la polémica entre franceses -tres entre los cinco primeros y mal avenidos-, esconde un trabajo monumental a través de las montañas, camino de una decadente Bagnères de Luchon, donde casi nadie acampa, porque casi todos los equipos y seguidores prefieren ascender el incómodo Portillón y buscar acomodo en Viella y el Valle de Arán. Más de mil personas para una noche. Se frotaban las manos los hosteleros.

Primero la escapada tradicional, con Rogers entre otros, y varios Europcar, liderados por el histriónico Voeckler, que pierde mucha energía mirando para atrás, sacando la lengua o moviendo compulsivamente la bicicleta. Y peleándose con sus rivales, de obra y de palabra. Lo resume Rodolfo Serpa, con suave acento colombiano, al referirse al capitán francés y a su compañero Gautier: «¡Yo no les entiendo! Que sacrifiquen a uno, pero parecía que querían ganar los dos».

Detrás, en un duelo paralelo, los aspirantes al podio. Con Nibali sin mover un músculo de la cara, ni al escuchar las campanas de las iglesias que repican mientras el Tour entra en la región del Ariège.

La carrera se cuece a fuego lento, pero a gran ritmo, en Balés, mientras los fugados dirimen sus rencillas. Mientras el líder se va quedando sin apoyos -el último es Kangert-, Valverde pone a los suyos a marcar un ritmo infernal. Primero Visconti; después Beñat Intxausti, que aprieta con cara de sacrificio. Resiste.

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