‘Pole’ de Rosberg bajo sospecha

El alemán arrancará primero en Mónaco después de salirse y de obligar a frenar a Hamilton ● Alonso saldrá el quinto

 

Como era de esperar, la gresca que Lewis Hamilton y Nico Rosberg mantienen dentro de la pista desde que la temporada se puso en marcha en Australia a mediados de marzo, se ha trasladado fuera de ella. La fricción no podía darse en un escenario más teatral que el Gran Premio de Mónaco, sexta parada del calendario, y cuando entre ambos solo hay un margen de tres puntos a favor del británico, líder del campeonato desde hace dos semanas. La primera puñalada fue de Hamilton, que en un escaparate tan concurrido como la web oficial del Mundial vino a decir que sus orígenes, mucho más humildes que los de su compañero en Mercedes, son la fuente del hambre y la ambición que le permiten llevar el coche al límite cada vez que se sube a él. De paso también soltó que Rosberg, cuya infancia en Mónaco fue la de un cuento de hadas —“entre aviones privados, hoteles, barcos y cosas del estilo”, dijo—, nunca sabrá lo que es tener que dormir en el sofá del apartamento de su padre, algo que él sí tuvo que hacer en Stevenage, “un lugar no demasiado bonito”.

Con este buen rollo sobrevolando, Mercedes arrancó la carrera más reconocible del año. El asunto no tendría más miga si las flechas de plata no corrieran en otra liga y fueran absolutamente inalcanzables para el resto de la parrilla, una tónica que no tiene pinta de variar al menos a corto plazo. La coyuntura actual lleva a relativizar cualquier historia que no sea la tensión que se ha instalado en el taller del constructor de Stuttgart, dominador del cotarro por aplastamiento sin que los demás competidores puedan decir ni mu. Rosberg ganó en Australia y desde entonces no ha parado de hacerlo Hamilton, y entre los dos también monopolizan todas las poles que se han puesto en juego (seis). La última se la adjudicó ayer el alemán, que aprovechó la ocasión para devolverle la jugarreta a su colega, vecino y principal rival por la corona. Tenía que cambiar la dinámica y lo hizo, aunque las formas que empleó para ello fueron algo sospechosas.

Tras la primera intentona de la eliminatoria definitiva (Q3), Rosberg circulaba con el mejor registro pero cometió un error en su segunda tentativa, se fue largo y terminó aparcando su W05 en uno de los callejones que en Montecarlo hacen las funciones de escapatoria. Por detrás llegaba Hamilton dispuesto a desbancarle del cabecero de la tabla de tiempos hasta que se vio obligado a levantar el pie del acelerador atendiendo a las banderas amarillas. La sospecha alrededor de la posibilidad de que la maniobra de Nico fuera deliberada para que ni el chico de Tewin ni nadie más pudiera arrebatarle su segunda pole del curso comenzó a extenderse por el paddock, hasta que una hora y media después la Federación Internacional del Automóvil (FIA) anunció oficialmente la apertura de una investigación para esclarecer lo ocurrido. (agencias)

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