El golfista de 38 años, vuelve esta semana a la competición después de tres meses de baja, y con el Británico, del 17 al 20 de julio, como meta
Hace unos días se cumplieron seis años desde que Tiger Woods ganara su último grande, el US Open de 2008, aquel que conquistó cojo en los últimos hoyos por una lesión de rodilla, y que paró su colección de majors en 14, a cuatro del récord histórico de Jack Nicklaus.
El aniversario (doloroso) le llegó a Tiger también entre algodones, recuperándose de una operación de espalda que le ha mantenido tres meses de baja y le ha hecho perderse el Masters de Augusta y el US Open. Porque Woods, de 38 años, vuelve esta semana a competir, en el torneo Quicken Loans National. Lo hace, según él mismo admite, porque es un campeonato apoyado por su Fundación, y asegura que después de eso volverá al taller, a ponerse a punto para su objetivo de verdad, estar en forma para el Open Británico, en Royal Liverpool del 17 al 20 de julio.
La baja le ha servido a Tiger para echar de menos aquellos años ya lejanos de plenitud física, cuando (ahora se da cuenta) forzó la máquina más de lo debido sin pensar que aquello acabaría pasándole factura. Woods se obsesionó con la preparación física, incluso con ejercicios del ejército estadounidense, desoyendo a menudo los consejos de sus entrenadores, que temían que eso perjudicara su cuerpo y por lo tanto su juego. Hoy es Tiger un golfista más sabio que añora la carrocería de antes para acercarse a la marca de Nicklaus. Y dice sentirse cada vez mejor. «No me sentía tan bien desde hace dos años», dijo Tiger este martes; «me he recuperado de manera rápida y ahora estoy en buenas condiciones gracias al trabajo que hemos hecho. Al principio no podía hacer cosas como levantarme de la cama… Recuerdos mis primeros años en el circuito, corría casi 50 kilómetros a la semana, ganaba y no me daba cuenta del daño que me hacía».
Tiger luchó contra los médicos para que le dejaran ir jugando cada vez un poco más. Primero el juego corto, luego cada vez más distancia, hasta probar el driver. Entonces Tiger ya se sintió listo para volver. Objetivo, la jarra de plata del Open Británico. (agencias)