“El Corsario”, una leyenda viviente

Campeón nacional de peso completo en lucha libre, zapatero de toda la vida, fue presidente de la comisión de box y lucha en BJ y entre sus anécdotas, también cuenta que fue el primer alcaide de lo que en ese tiempo era la cárcel de Cancún

 

Por José Pinto Casarrubias

Fue un famoso luchador que se enfrentó a Santo “el enmascarado de plata” y a Huracán Ramírez entre otros, campeón nacional de pesos completo en 1984, también fue réferi, funcionario municipal y el primer alcaide de la cárcel de Cancún, pero toda su vida a sido zapatero, oficio que le heredó a sus siete hijos y hasta a los nietos, se trata de Santiago Nicolás Ortíz Quintal mejor conocido como “Corsario”, quien en esta ocasión, platica para los amigos de Diagonal, sobre sus inicios y anécdotas, dentro y fuera del arte del pancracio.

Originario de Yucatán, cuenta con 69 años de edad, creció sin padre, solo tuvo oportunidad de cursar hasta el 4º grado de primaria, pues tuvo que trabajar desde muy pequeño para ayudar a su madre, entonces un tío les ofreció preparar la comida para sus empleados en una fábrica de calzado en Mérida, su madre cocinaba y entre los dos les llevaban el alimento.

“Eso fue en 1957, cuando murió Pedro Infante, yo estaba con los zapateros, tenía como 11 años y empecé a aprender el oficio de zapatero, había que comer y que chambear, entonces fabricábamos calzado para niños, niñas y luego botas para boxeadores y luchadores, ya en mi adolescencia empecé a entrenar lucha libre luego del trabajo, a los 18 años me casé, al mismo tiempo que inicié en la lucha libre, tengo siete hijos, 22 nietos y 10 bisnietos, estoy muy contento con mi vida”.

Su mote nace porque de muy joven trabajaba como barman de un balneario llamado “los Corsarios” del puerto de Sisal, en Yucatán y ese nombre lo adoptó, pues en ese entonces, con 16 años ya entrenaba para ser luchador y recuerda que en su primera lucha, el anunciador no supo como llamarlo y lo nombró como Piel Canela, lo que provocó que don Nicolás tomara el micrófono y dijera, ‘no soy bailarina para tener ese mote y se me ocurrió llamarme El Corsario’.

 

Debuta y se casa a los 18 años

Su debut fue a los 18 años y menciona que siempre tuvo la inquietud desde chamaco y aunque jugaba béisbol y softbol, se fue por el lado de las luchas, pues en las funciones de box, se anunció que empezarían a dar clases de lucha libre y se apuntaron él y sus amigos.

Recuerda que su primer maestro fue un hombre llamado César Rodríguez.

“En Mérida había un grupo de lucha libre, pero casi no bajaba a la ciudad, estaba en el pueblo y un día veo a dos personales de ese grupo (Rayo Universitario y El Guerrero Maya) u los invité a un pequeño gimnasio donde entrenábamos y luego de unos ejercicios me preguntaron quien me había enseñado esos movimientos, les dije César Rodríguez, luchamos y me pusieron una buena tunda, pero revolcaron, me aporrearon, pero me dijeron que era bueno y me invitaron a la sala de fiestas Montejo, donde entrenaban los luchadores, donde los viernes y domingos daban funciones o si no entrenaban en las instalaciones de la Policía Judicial”.

Don Nicolás llegó a Cancún en 1975 a invitación de José Luis Vallejo López, quien era secretario particular del primer presidente municipal Alfonso Alarcón Morali, para organizar funciones de lucha libre en la naciente ciudad.  

Alentado por una huelga en la fábrica de calzado donde laboraba, en la capital yucateca, El Corsario decidió probar suerte en Cancún, cuyo primer taller de reparación de calzado fue instalado por él, en el Mercado 28, y es también pionero de los espectáculos de lucha libre en la ciudad. 

“Nos trajo para luchar con Santo, Huracán Ramírez, Blue Demon, El Solitario, toda esa gente y fue como me animé, porque en la huelga nos mataron al líder sindical y entonces me vine y entro a trabajar en el departamento de limpieza del Ayuntamiento, estaban empezando a llegar los camiones recolectores de basura, salía a las 2 de la tarde de la chamba y luego me iba a entrenar a la plaza de toros Silverio Pérez, iba como con 18 muchachos a entrenar…

…Me vine solo a Cancún y hasta agosto de 1978 me traje a mi familia y vivimos aquí en el Mercado 28, aquí en el localito dormíamos hasta que conseguimos  una casa rentada a dos esquinas, en la súper manzana 24, y ya nos mudamos ahí”.

Luego cuando Felipe Amaro me pasó a obras públicas, luego estuve en el IFE, me fueron a buscar y me dijeron que me necesitaban para la cárcel, que me doblarían el sueldo y acepté, me fui a manejar la cárcel, fue muy difícil, pues no sabía nada de nada, eso fue en 1981, estaba atrás del palacio, solo cabían como 50 presos, pero ya era un desmadre, no te creas, no aguanté y mi pobre mujer, llegaba a comer y si estaba muy caliente mi comida la botaba y si estaba fría igual, yo no era así, me estaban cambiando, era muchos estrés y no me permitían luchar, por eso me pagaban más, entonces les dije que cuando hubiera chance me cambiaran y así fue, justo un año después me pasaron al rastro, donde estaban haciendo un paro, entonces dialogué con los trabajadores y solo querían uniformes y cuchillos, pero como el que estaba no les hacía caso, pues hicieron el paro, pero se solucionó fácil”.

 

Luchó con verdaderas leyendas

Subió al ring contra Santo, Huracán Ramírez, Blue Demon, donde aprendió de todo, arriba abajo del cuadrilátero, recuerda que Santo era bravo y ya estaba grande, pero reconoce que le ganaba, luego se iban a comer juntos y le regalaban algunos detalles.

Una vez luché contra El Espartano, cabellera vs cabellera y en mi esquina tenía a El Hombre Lobo, empezó la lucha y en la tercera caída me saca con unas voladoras, pero mi second se acerca y me da una botella de vidrio y me dice dale y en un momento El Espartano cae, queda inclinado y que le doy en la frente y con tantos vasos sanguíneos que tenemos, de inmediato se llenó de sangre y me dicen ‘acábalo’, empezamos a luchar abajo del ring, luego arriba, lo aviento a las cuerdas, le tiro un golpe, pero lo esquivó, me fui hasta las otras cuerdas y al rebotar me agarró y ahí me rindió…

…en esa lucha iban como estelares, Santo, Huracán y Nixon contra El Bello Greco, Sergio el Hermoso y Rubí Ruvalcaba y después de la lucha me dijeron los cabrones, bien hecho y por esa lucha, nos llevaron a la Coliseo y a varias arenas de México”. 

Se lastimó en 1973 y luego en el 76, pero siguió luchando y aunque asegura que en esa época no se ganaba mucho dinero, no se queja y muchos años después finalmente se retiró.

 “Me retiré de los rings en 1996 porque tengo desviadas la cuarta y quinta vértebra de la columna, así como algunos huesos fuera de lugar, en las rodillas, no puedo caminar mucho, aparte de que peso 130 kilos, soy diabético, hipertenso, entonces todo se me juntó, pero a veces llego al gimnasio y si veo que alguien hace mal un movimiento, o una llave, me subo y les digo cómo se debe hacer…

…en mi época era muy bonita la convivencia con los luchadores, un día me invitaron a luchar a Villahermosa, llegué por la mañana un sábado y tenía que regresar al día siguiente a trabajar, pero me dijeron, no me digas que te vas, toca Chico Che y ya tenemos tu boleto, entonces no te vas, le dije que no podía porque ya tenía mi boleto de regreso y me dice ‘a ver dónde está tu boleto’ lo saco y me lo rompió el maldito para que me quedara al baile de Chico Che, llegué hasta el martes y de milagro no me corrieron”.

 

Presidente de la comisión de box y lucha libre

Ya en la época de Juan Ignacio García Zalvidea, lo nombraron presidente de la Comisión de lucha libre, permaneció en el trienio de Alor Quesada y un tiempo más con Gregorio Sánchez, ha recibido infinidad de reconocimientos, perdió tres o cuatro veces la cabellera y menciona que no usó máscara más que una vez en sus inicios, pero solo para hacer una transa.

“Era una lucha en Temax, Yucatán, y me pusieron el Doctor Terror, fueron como tres o cuatro funciones contra el ídolo de Temax, la primera caída yo me le iba encima le daba una zarandeada y luego el ídolo se recupera y me quita la máscara, luego cabellera contra cabellera y me rapa, el chiste era crear un ídolo…

…jajaja en otra ocasión, en ese mismo pueblo, estábamos luchando y de repente volteo y en primera fila veo a una muchacha con las faldas cortas y dije ¡ay güey!, le digo a mi contrincante ya viste, ahí quiero ir a dar, a lo macho me contestó, si, me agarra del brazo, me tira un látigo, me paro y me da voladoras, salgo y me voy directo a donde está la muchacha y antes de que se quite la agarro de las caderas y como ya estaba sangrando de la cabeza, caigo en sus piernas y la baño de sangre, me subo y me rinden, de ahí termina la función, me voy a las regaderas y me dice un policía, ‘tu eres el que manchaste de sangre a la muchacha’, si, ‘pues pélate porque es la hija del presidente municipal, jajaja, hacíamos muchas tonterías”.  

 Corsario, fue campeón nacional de peso completo en 1984, en julio cumple 50 años de casado y es feliz con su negocio de calzado en el Mercado 28 donde lo acompañan sus hijos y hasta nietos y así con una gran sonrisa en el rostro, se despide de Diagonal, pues siempre ha hecho lo que le gusta y se siente satisfecho cuando un cliente se va contento.

Corsario no sale mucho, pero dice que disfruta mucho de la comida, sobre todo frijol con puerco, albóndigas en chipotle con su sopa de fideos y hace crucigramas, pues dice que ahora ya le asusta salir a las calles por tanta inseguridad.

 

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