Su vida deportiva no lo exentó de tener cáncer, mal del que fue operado pero un año después había desarrollado un tumor metastásico, por el cual también pasó por cirugía y sesiones de quimioterapia. Ahora sigue la etapa de monitoreo, pero ya prepara la carrera “Stay Gold”, y nos cuenta porqué lo llamó así
SERGIO MASTÉ
El joven deportista cancunense Juan Sebastián Azcárate Madrid, a los 21 años de edad, es un claro ejemplo de vida, de superación y un ser humano dispuesto a recompensar a todos aquellos que han contribuido en su lucha contra el cáncer, una enfermedad que le cambió la existencia, pero no los deseos de superar retos en su vida.
En una amena charla nos platica sobre los deportes que ha practicado, desde natación, pasando por el futbol americano, triatlón, hasta llegar al Spartan Race. Con el paso del tiempo ha encontrado sus pasiones y muchos amigos que lo han ayudado a sobrellevar el mal que lo aqueja, pero siempre con una sonrisa y una fortaleza. Aquí su historia…
DEPORTISTA DESDE PEQUEÑO
“Mi experiencia con el deporte empieza muy temprano, mis primeras brazadas en una alberca fueron al año y medio –según le cuentan sus papás–, a los 6 años inicié con el karate, a los 8 años fútbol soccer y rápido, a los 9 años comencé con la natación, un deporte que tomé muy en serio y practicaba con mi papá.
“A los 11 años me enteré del cruce Cancún-Isla Mujeres, nos preparamos y participamos. Fue mi primera competencia en natación, bastante larga, y fui el participante con menor edad en esa época, 12 años, pese a que la edad mínima para tomar parte era de 13 años. Un evento que disfruté muchísimo y un deporte que me ha dejado grandes satisfacciones y más ha influido en mi vida.
“A esa misma edad empezó a practicar fútbol americano, gracias a un par de amigos que me encontré en la escuela en el sexto grado, un deporte que solo había visto en televisión y nunca me imaginé jugar. Asistí a un entrenamiento prueba y me gustó; sentí algo muy bonito y tenía mucha facilidad, era muy rápido con las piernas”.
Al deporte de las tacleadas le dedicó 6 o 7 años, “y me dejó experiencias muy gratas. Mi coach Quique es una las personas que más ha influido en mi ser, en mis valores, en lo que soy hoy por hoy. Esa transición del fútbol americano fue muy importante para mí, empecé a formarme un sueño, el sueño de ser un jugador americano, mínimo toda mi universidad, a través de una beca”.
TORNILLOS EN EL PIE DERECHO
“En mi última temporada de fútbol juvenil, ya tenía dos o tres propuestas para becas. Estaba listo para irme a buscar qué carrera elegiría para estudiar, pero en el primer entrenamiento me rompí los ligamentos del pie derecho. Pensé que no sería tan grave, pero tuve que pasar dos cirugías y tornillos, mi sueño se derrumbó en segundos, perdía mi pasión, aunado a una época en que la familia atravesaba una crisis económica, por lo que tuve que dejar la escuela de paga y el estilo de vida que llevaba.
“Pasé por todo un período de rehabilitación, pero ahí nace mi nueva entusiasmo, lo que voy a estudiar: terapia física. Busco donde estudiar porque aquí en Cancún no existía la carrera, la hallé en Puebla, en la BUAP, y empecé con el papeleo para aplicar para el propedeútico, conseguí irme y a unas semanas del examen de admisión me faltaba un documento que la SEyC de Cancún debía enviar, pero nunca llegó ese escrito en la fecha indicada a la universidad y perdí la oportunidad de presentar mi examen”.
DEPORTISTA DE TODA LA VIDA
En ese tiempo se mantenía haciendo actividad física, trotando y corriendo en parques. “Creo que mi cuerpo y mi persona están acostumbrados a la acción deportiva, a sacar esa energía de manera física y cinética”.
Regresó a Cancún, pero antes de salir del americano inició con el triatlón en las pretemporadas, “por lo que me invitaron a retomarlo, despertando en mí una gran pasión y un gusto enorme. Es un deporte sin igual, un deporte que depende solo de ti, y no en conjunto, un reto tanto físico como psicológico y muy exigente.
“Aquí abre sus puertas la Universidad Politécnica de Quintana Roo y apliqué para terapia física: inicio con mis estudios, de la mano con el triatlón”.
PRIMER AVISO DEL CÁNCER
“Un día, de la nada, al salir de bañarme sentí algo distinto en mi cuerpo y fui con mi papá y le dije: ‘sabes qué, tengo esto’, y me dijo: ‘vamos con el doctor’. Pero como realmente no me dolía, solo era algo distinto en mí, lo dejamos pasar de manera tonta. Pasaron dos o tres meses, hasta que finalmente llegó un dolor muy agudo, fue cuando fui al doctor y al revisarme me dijo: ‘sabes qué, sí tienes algo’.
“Me realizan una serie de análisis y de pruebas para saber qué era eso y finalmente me informan del diagnóstico: cáncer testicular, por lo que me someten a una operación. Para el 95 por ciento de las personas que padecen el mal cancerígeno que me detectaron basta con solo una operación, nada de quimioterapias, pero en mi caso fue diferente.
“Tras la cirugía vino el proceso de recuperación, y después tenía que realizarme un chequeo anual, en los siguientes cinco años.
“Se me atravesó otro deporte, que tampoco imaginé hacerlo
, pero al cual hoy por hoy debo decir que le debo la vida: el Spartan Race –de las más duras y competitivas carreras de obstáculos existentes en el mundo–. Por primera vez participé en febrero del año pasado en el DF, en 7 kilómetros; después en mayo en Valle Bravo, en 14 kilómetros y la última sería de 21 kilómetros, en San Luis Potosí, en octubre; yo ya tenía varios meses de la operación y en mi mente sabía que tenía que realizarme un chequeo al año de la operación, para ver cómo estaba todo”.
AL AÑO, DE NUEVO LA ENFERMEDAD
“Para el mes de la competencia voy a comprar mis boletos para participar en la carrera y sentía como que algo me hacía falta, como si algo se me estuviera olvidando, de lo bien que yo estaba, sano y muy feliz. Literalmente podría decirte que se me había olvidado que había tenido cáncer, de la nada me llegó la idea de pensar que ya tenía un año de la cirugía y me tocaba realizarme los estudios. Modifique mi itinerario para participar en la carrera de obstáculos, por lo que viajé primero a la Ciudad de México para los estudios, y después a San Luis Potosí, donde corrí 21 kilómetros en las sierras, en una presa, un evento increíble, de las experiencias deportivas y emocionales que me han dejado marcado.
“Regreso a Cancún, a la escuela como siempre; a la semana me llegaron por correo los resultados del test scan de México, en un fólder grandote. Al abrirlo y ver la conclusión clínica: un tumor metabólicamente activo en el área peritoneal, todavía me acuerdo muy claramente de lo que decía, no tenía que ser médico nuclear para entender el diagnóstico.
“Ahí empieza mi segundo round en la vida con el cáncer. Le llevé los resultados a mi oncólogo tratante y me explicó que habían detectado un tumor metastásico del cáncer testicular que había tenido el año pasado. Y yo caí en ese 5 por ciento de las personas que sí necesitan quimioterapia.
“Quizás si me hubiese realizado el examen antes del año se habría tratado, pero todo pasa por algo. Por lo que me empiezo a preparar para una nueva operación y a recaudar fondos porque carecía de un seguro de gastos médicos mayores, por suerte tenía el IMSS, y es donde me realizan la cirugía un mes después, de las consideradas de alto riesgo, según los médicos, por lo que fueron muchas horas en el quirófano y el porcentaje de la gente que no lo cuenta es alto, así me lo dijeron los galenos después”.
PRIMERO NO, A LAS QUIMIOS
“Fue una recuperación bastante difícil, pero me dejó muchas enseñanzas de vida. Saliendo de la operación me negué a la quimioterapia, algo me decía que a mi cuerpo solo tenía que darle lo que necesitaba, por lo que los siguientes tres meses me dediqué a trabajar en mí, en mis hábitos, tanto alimenticios, como espiritual, emocional y psicológicamente.
“Después conocí a un médico que me explicó todo lo relacionado con el mal y me dijo: ‘si no quieres realizarte quimioterapias, estás en todo tu derecho, pero el tipo de cáncer que tú tuviste tiene dos noticias, una mala y una buena: la primera es que es muy invasiva, como te habrás percatado, en un año creció 12 centímetros y lo mismo puede pasar; y lo segundo es que el 98 por ciento de los tratamientos con quimioterapia no reside, o sea, se acaba por completo’. Por ello decidí realizármelos sin cambiar mi estilo de vida que he adoptado, ya sentía que mi cuerpo estaba preparado para ello.
“En febrero de este año inicié con las quimioterapias y fueron cuatro sesiones, la última fue a principios de junio. Ahora estoy bien en todos los aspectos, ahora solo me falta la siguiente fase que es el monitoreo, que serán los próximos cinco años”.
LA CARRERA, UNA REALIDAD
“En todo lo que he vivido con mi enfermedad, siempre he contado con el apoyo incondicional de la familia, papá, mamá, tíos, primos; pero también he contado con la bendición de tener amigos, gracias a los diversos deportes que he practicado, y todos ellos han estado presentes y apoyándome.
“Yo sentí la necesidad de hacer algo para agradecerles este apoyo, antes de las quimios, por lo que ya en la cama del hospital, mi madre me dijo: ‘por qué no realizar una carrera, es tu medio, siempre te has relacionado ahí; además nos servirá para recaudar fondos porque no tenemos seguro de gastos médicos’. Ahí empezó a gestarse todo.
“Hace un par de semanas ya decidí ponerlo a funcionar y me puse en contacto con mis coaches de triatlón, Gaby y Marce, y les platiqué la idea de hacer el evento no solo de calidad sino humana, para agradecerles o regresarles algo a las personas de lo mucho que me han apoyado.
“Es así como nace la Primera Carrera ‘Stay Gold’, frase que tomé de la novela ‘The Ousiders’, que leí mientras estudiaba, después vi la película. En el lecho de su muerte Jhonny le dice a su amigo: ‘Stay Gold Ponyboy, Stay Gold’, que entendí como ‘mantente como eres, no dejes que lo de afuera te lleve para abajo, no dejes que lo de afuera influencíe en tu esencia, lo que eres, sé genuino’.
“STAY GOLD”, UN FRASE QUE MARCA
“Esa frase hizo ruido dentro de mí, por las situaciones que llevaba en la vida y siempre la recordaba. Incluso, en un momento de mi vida, cuando estudiaba la carrera que me apasiona en la Upqroo y practicaba triatlón quería quedarme así, permanecer así, ‘stay gold’, por lo que decidí tatuarme esa frase en el bíceps en el mes de mayo del 2012, y en octubre me detectan el cáncer. Esa palabra me recuerda mi camino, la forma que estoy llevando mi vida todos los días, siento que estoy en el camino correcto.
Es así que el próximo día 22 de junio, a las 7 de la mañana, se realizará la Primera Carrera “Stay Gold, moviéndonos por una buena causa”, en el circuito Residencial Zalia, que será de 3 kilómetros de caminata y 6 kilómetros corriendo. Pero esta carrera va más allá, porque Sebastián desea que el comité formado sirva para realizar las siguientes ediciones y cada año servirá para ayudar a alguien más de la comunidad deportiva, que se consolide como un evento humano y de calidad.
Pero además Sebastián Azcárate ya se prepara para asistir a estudiar rehabilitación física en la Universidad del Teletón, donde acreditó su examen y solo espera que llegue el tiempo para cumplir otro de sus sueños.
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