El portero de los mexicanos contiene las embestidas de la verdeamarela en un partido adrenalínico de principio a fin
Guillermo Ochoa emergió como un titán en la tarde brasileña. El portero de la selección mexicana aguantó las embestidas de la canarinha en el partido más feliz que un guardameta pueda imaginar. México y Brasil protagonizaron un choque adrenalínico (0-0) de principio a fin, con oportunidades de uno y otro lado, aunque los brasileños tuvieron las ocasiones más claras.
El problema es que se encontraron con Ochoa. El portero voló en la primera parte para llegar a un balón imposible que Neymar, ganando en el salto a Rafael Márquez, había colocado de cabeza pegado al poste. En la segunda aguantó un cabezazo a poco más de un metro de Thiago Silva. Si estaba ante un pelotón de fusilamiento, él no se inmutó.
El estadio de Fortaleza acabó rendido a alguien que entró al partido como el empleado de un equipo menor francés, el Ajaccio, y se fue del césped convertido en héroe. Su parada al cabezazo de Neymar quedará en la memoria de muchos aficionados; tuvo un aire incluso a la mano histórica que metió el inglés Gordon Banks a un fabuloso remate de cabeza de Pelé en México 70.
El partido fue frenético desde el principio hasta el final. México puso tensión y coraje, combinados con buen orden táctico. Brasil tampoco ahorró esfuerzos en intentar enlazar su segunda victoria consecutiva, pero las ocasiones que tuvo, más que los mexicanos, chocaron con la inspiración del arquero Ochoa.
REZAN EL PADRE NUESTRO
Uno y otro equipo se dieron de lo lindo. Las escuadras de Scolari tienen fama de no escatimar en poner la pierna dura pero hasta ahora no se habían topado con Miguel Piojo Herrera, un entrenador aguerrido que pone a los suyos como motos. Sus chicos rezan el padrenuestro antes del partido pero en la cancha no tienen nada de santos. Si Brasil hizo 13 faltas, algunas tan duras como la que Thiago Silva le hizo a Chicharito Hernández, México respondió con 18. El Maza Rodríguez, quizá el tipo más duro de los de verde, atropelló cerca del final a Bernard cuando no había necesidad. El centro de esa falta lo cazó Thiago Silva pero volvió a toparse con Ochoa. No había manera.
Para México el resultado fue impactante. Una selección que sufrió hasta límites insospechados para entrar al Mundial y que creaba una enorme desconfianza en su país, se ha convertido en dos partidos en un cuadro duro de roer hasta para la pentacampeona. La reacción de euforia en la red social Twitter fue inmediata. El presidente Peña Nieto, en tono formal: «Hoy México demuestra su grandeza. ¡Bravo!». El actor Gael García Bernal, desatado: «Memo: te amo» y «¡Genios! ¡Los quiero mucho cabrones!». La cantante Julieta Venegas, declarándole a Ochoa un amor repetitivo: «¡Te queremos Memo te queremos! ¡Te queremos Memo te queremos!!!».
Herrera, el seleccionador mexicano, había pronosticado una victoria ante Camerún y un empate frente a Brasil. El segundo resultado acertado fue más sufrido. Con más ímpetu y energía que juego, los brasileños se empeñaron en derribar la defensa de los mexicanos a base de fuerza. Neymar primero, Fred y después Jô lo intentaron por arriba. No pudieron.
«¡MÉXICO LINDO Y QUÉ HUEVOS!»,
Al acabar, le preguntaron a Herrera que es lo que se le pasaba por la cabeza. «¡México lindo y qué huevos!», contestó el volcánico entrenador vestido de traje y corbata. Si los Niños Héroes se lanzaron desde lo alto de un castillo para defender la bandera patria de los invasores estadounidenses, Ochoa hizo lo propio sobre el césped brasileño para proteger el honor futbolístico mexicano.