«Tigre de Zitlala», de los Juegos Olímpicos al profesionalismo y de ahí a la docencia deportiva

*Con esta nueva etapa en su carrera, Emigdio Elías Abarca sigue demostrando que el boxeo no solo se trata de pelear en el ring, sino también de formar, inspirar y dejar un legado

Por Andrés Dávila

Zitlala, Guerrero, vio nacer el 3 de junio de 1991 a Emigdio Elías Abarca, un hombre que forjó su historia en el boxeo y que hoy sigue contribuyendo al deporte como entrenador y docente. Conocido como el «Tigre de Zitlala» por su ferocidad en el ring, Abarca dejó huella en el boxeo amateur y profesional, destacando en competencias nacionales e internacionales.

Desde los 12 años, impulsado por sus padres, especialmente por su madre, quien veía en el boxeo su deporte favorito, Abarca se adentró en los cuadriláteros. Con un récord amateur de aproximadamente 150 peleas, de las cuales perdió 30, logró consolidarse como un referente del pugilismo mexicano. En la Serie Mundial de Boxeo, compitió en 21 combates dentro de un formato profesional, manteniendo un récord de 28 victorias y solo tres derrotas. Además, en AIBA Pro Boxing, enfrentó a los ocho mejores boxeadores del mundo, obteniendo dos subcampeonatos mundiales tras disputar finales a 12 rounds.

El punto culminante de su carrera llegó en 2016, cuando representó a México en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, llegando hasta los octavos de final en la categoría de 52 kilogramos. A nivel profesional, cerró su trayectoria con un récord de ocho victorias, una derrota y dos empates.

Más allá del ring, Abarca ha encontrado una nueva vocación en la enseñanza. Actualmente, es entrenador de la selección de box amateur de la Fuerza Aérea Mexicana, instructor deportivo y docente en la Universidad del Ejército. Imparte boxeo en la Escuela de Sargentos y defensa personal en el curso de instructores para colegios del Valle de México. Con estudios en derecho, planea en un futuro especializarse en derecho deportivo y administración deportiva.

INSPIRACIÓN DE NUEVAS GENERACIONES

A lo largo de su carrera, enfrentó miedos y desafíos, pero encontró en el temor un aliado para mantenerse alerta y competitivo. Hoy, desde su nueva trinchera, sigue transmitiendo la pasión y disciplina que lo llevaron a lo más alto del boxeo mundial, inspirando a nuevas generaciones de pugilistas mexicanos.

El “Tigre de Zitlala” ha sido una figura destacada dentro del deporte, no solo por su talento en el ring, sino también por su admiración hacia figuras icónicas como Mohamed Ali.

«Dentro del boxeo he admirado y he seguido a muchos boxeadores, entre ellos el memorable Mohamed Ali, que lejos de su carrera deportiva, fue alguien que luchó por los derechos de los afroamericanos en una época de opresión. Alzó la voz cuando muchos no podían hacerlo y se convirtió en su portavoz. Me impacta cómo un atleta puede formar parte de la historia más allá del deporte», relata Abarca.

La disciplina del boxeo le ha dejado enseñanzas de perseverancia, constancia y resiliencia, convenciéndolo de que no hay sueño demasiado grande, sino solo personas de poca fe. «El boxeo es un mundo inmenso y sorprendente, donde los estilos de pelea crean situaciones inesperadas. En torneos nacionales, por ejemplo, la gráfica puede favorecer o perjudicar dependiendo de los estilos de los contrincantes. Es un estudio constante», explica.

Hoy en día, Abarca entrena a nuevas promesas del boxeo, una responsabilidad que asume con seriedad y compromiso. «Los jóvenes te entregan su futuro y sus sueños, confían en ti. Te sientes con una gran responsabilidad, compartes sus derrotas y celebras sus victorias. Incluso he sacrificado tiempo con mi familia y mi vida personal para proporcionarles las mejores herramientas y entrenamiento», menciona.

Su labor como entrenador ya ha dado frutos: en su primer año, llevó a sus pupilas a competir en el Festival Olímpico, obteniendo dos primeros lugares, una plata y un bronce. En eventos nacionales recientes, ha conseguido varias medallas y espera seguir formando campeones para integrar la selección nacional.

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