* EL joven emprendedor demuestra que la verdadera fortaleza no solo está en los puños, sino en la capacidad de levantarse una y otra vez. Desde la región 95 hasta el gimnasio World Champion Cancun, su historia es un testimonio de que con “huevo y corazón” se ganan las peleas… y también la vida.
Por Sergio Masté
-Isaac, ¿cómo describirías tu infancia y cómo influyó en tu relación con el boxeo?
-Crecí en la región 95 de Cancún, en un ambiente complicado. Mi mamá siempre estuvo ahí, luchando por sacarnos adelante. Fue difícil, pero en medio de todo eso encontré dos cosas que me marcaron para siempre: el boxeo y las palabras del profesor Celestino Castro. Él me enseñó que con disciplina y corazón se puede superar cualquier reto.
– ¿Qué te motivó a comenzar en el boxeo?
– Más que motivarme, me dio una salida. Era un chico con muchos problemas alrededor, pero el boxeo me ayudó a canalizar todo eso. En el gimnasio aprendí a ser responsable de mis acciones y descubrí que, en el ring, dependes solo de ti. Además, el profe Celestino vio algo en mí que yo ni siquiera sabía que tenía. Me apoyó desde el principio, incluso cuando no tenía dinero para inscribirme.
– Has mencionado que el consejo del profesor Celestino, “con huevo y corazón se ganan las peleas”, se convirtió en tu lema de vida. ¿Cómo te impactó esta frase?
– Es una verdad enorme. No solo aplica al boxeo, sino a todo en la vida. Siempre me recuerdo esas palabras cuando enfrento problemas. Es una forma de decirte que pongas todo de ti, que luches con todo lo que tienes, aunque las cosas no sean fáciles.
– ¿Cómo fue tu experiencia en el programa “Tanques de Oxígeno”?
– Fue una oportunidad increíble. Ahí empezó todo para mí. Era un torneo amateur, pero para mí fue como si estuviera peleando por un campeonato mundial. Gané y, más allá del trofeo, me quedé con la lección de que puedes lograr lo que te propones si te esfuerzas.
– ¿Qué te llevó a retirarte del boxeo?
– Sufrí una lesión en la retina en una pelea en Tamaulipas. El médico me dijo que, si seguía, podía perder la visión. Fue un golpe duro porque mi sueño era ser profesional. Pero decidí tomar otro camino. Me enfoqué en estudiar, formar una familia y empezar un negocio.
– ¿Qué te motivó a regresar al gimnasio después de tanto tiempo?
– Mi hijo de cinco años. Él mostró interés en el boxeo y quise ser un ejemplo para él. Regresar al gimnasio no solo nos ha acercado como familia, sino que me recordó lo importante que es este deporte en mi vida. Ahora entrenamos juntos, y es algo que nunca imaginé que me haría tan feliz.
– ¿Qué papel juega el boxeo en tu vida actualmente?
– Es mi refugio y una herramienta para ayudar a otros. No solo entreno, también busco motivar a los jóvenes. Muchos enfrentan situaciones complicadas, como yo en su momento, y quiero que sepan que el boxeo puede ser un camino hacia una vida mejor.
– ¿Qué mensaje les darías a los jóvenes que enfrentan dificultades similares a las que tú viviste?
– Les diría que nunca es tarde para cambiar. El boxeo me enseñó que siempre puedes levantarte después de una caída. Si tienen problemas, busquen algo que los inspire, algo que les dé propósito. Y si no saben por dónde empezar, que vengan al gimnasio. Aquí no hace falta tener nada, solo ganas y corazón.
– ¿Cómo te ves en el futuro?
– Quiero seguir siendo un ejemplo para mi hijo y para otros jóvenes. Espero que mi historia inspire a más personas a buscar un cambio positivo. El boxeo me transformó, y ahora quiero usarlo para transformar vidas.