- Una noche espectacular, sensacional y de éxtasis total, donde la media docena de gladiadores brillaron con luz propia y confirmaron que en Cancún la lucha libre no es deporte… ¡es poesía en patadas voladoras!
Por Sergio Masté
En la función “Legado de Lucha Libre” de la promotora Lucha Libre Cancún, el cuadrilátero se transformó en un aeropuerto sin control de tráfico: vuelos de todos los colores, aterrizajes de emergencia y patadas que hicieron despegar hasta a la primera fila.
La lucha semifinal, pactada a una sola caída en tercias, reunió a lo mejor de la artillería aérea quintanarroense. El equipo conformado por King Balam, Invencible Jr. y el guatemalteco exótico Black Andromeda terminó imponiéndose con estilo y mucho alarde sobre Tiger Fly, Guerrero del Futuro Jr. y Cometa Maya, que dieron batalla, pero terminaron con las alas recortadas.
Fue un combate de esos que no necesitan cronómetro: la acción comenzó con un cohete humano por encima de la tercera cuerda, siguió con una cascada de patadas giratorias y terminó con la grada coreando como si estuvieran en un concierto de rock. El Black Andromeda, fiel a su esencia, mezcló castigos con glamour, y entre movimientos de cadera y vuelos suicidas, dejó claro que el show también se gana con personalidad.